Las ventajas de los sistemas prefabricados son evidentes en la rehabilitación de una infraestructura vital que tuvo que reabrirse al tráfico en sólo nueve meses

Un fuerte terremoto de 7,1 grados en la escala de Richter sacudió Ciudad de México y sus alrededores el 19 de septiembre de 2017.

La devastación se extendió por toda la capital de México. Miles de edificios se derrumbaron o sufrieron daños considerables y varias infraestructuras vitales, como carreteras y puentes, se vieron afectadas. El Puente Amecameca en la Carretera México – Cuautla fue uno de ellos, presentando una falla estructural provocando el colapso de los terraplenes.

El proyecto de rehabilitación a gran escala incluía el desmantelamiento del muro del acceso norte y el rápido inicio de la reconstrucción del puente y de su subestructura y superestructura. El alcance consistió en 73 pilotes y columnas de hormigón armado in situ, 73 encepados de pilares de hormigón, 125 vigas prefabricadas AASHTO IV, 1008 m3 de tablero de hormigón armado (Freyssinet) y estribos mixtos con muros de contención utilizando 820 m2 de paneles prefabricados de hormigón de tierra armada (Tierra Armada).

Además, la rampa sur de acceso al puente vehicular se reforzó con paneles prefabricados, una solución que consta de 1880 m2 de paneles prefabricados de hormigón de altura completa, de hasta 8,5 m de altura (Tierra Reforzada).

Las ventajas de los sistemas prefabricados, como paneles, vigas y muros de tierra armada, se hicieron patentes en la rehabilitación de esta infraestructura vital que tuvo que reabrirse al tráfico en sólo nueve meses: Minimizar el tiempo de construcción garantizando al mismo tiempo la longevidad de la estructura.

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